martes, 8 de noviembre de 2011

La cruz de Requena



La leyenda, publicada en la Revista "Galduria" por el Cronista Mesa Fernández dice así:
"Una de las más antiguas leyendas y más bellas es la referente a la Cruz de Requena, que oímos contar en nuestra niñez. Hace años desapareció el monumento, la cruz que la recordaba, pero el collado donde estuvo existe todavía, aunque ya nadie tiembla al pasar por aquellos lugares. En lo antiguo, antes de construirse la carretera de Almería, partía del pueblo, desde la llamada Puerta de Granada, situada al final de la Carrera de los Molinos, un camino que, bordeando La Golondrina se endereza a buscar las márgenes del río Jandulilla, casi paralelo al trazado de la actual carretera. A unos cuantos kilómetros del pueblo, en el sitio conocido por El Collado, hubo hasta el siglo pasado una cruz de madera, que recordaba el trágico suceso ocurrido allí, por los años finales del siglo XIV o principios del XV.
En una noche en que el agua caía a torrentes y en que el trueno y el relámpago eran dueños de la atmósfera, se deslizaba mas bien que caminando, un ser humano que entre imprecaciones y blasfemias, maldecía de su sino. Era el renegado Requena, el gran amigo del Alcaide del Castillo de Jódar, el que tantas veces traicionara no sólo a sus amigos los moros de Granada, sino también a los cristianos.
Requena iba invocando al Diablo, cuando de pronto sus pies tropezaron con un animal tendido en el camino. A la luz de uno de los relámpagos se dio cuenta de que se trataba de un macho cabrío, lo que fue suficiente para que se lo echase a la espalda. Mas de pronto, el animal, que no era otro que Belcebú, le dirigió la palabra:
- ¡Requena! ¿peso?
Y Requena, que en tantas ocasiones había desafiado a la Divina Providencia, no pudo sobrevivir al pánico y quedó muerto en el acto.
Unos campesinos se encontraron al día siguiente el cadáver ennegrecido y con las huellas indelebles del terror sufrido. Lo llevaron a Xodar y desde entonces "quedó el Diablo por las noches dueño absoluto de aquellos lugares".
Años más tarde, cuando los cristianos avanzaron en la reconquista, y Bélmez, Solera y Huelma fueron libres de la morisma, se puso una cruz en El Collado, ante cuya vista, los caminantes, después de rezar una oración, aligeraban su paso, sobre todo si la penumbra avanzaba en los cortos días de invierno.
Tal es la leyenda sobre la Cruz de Requena. Existen motivos para pensar que debió de tener fondo real".

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